Caminando por la calle, Daniela se encontró con una gata y sus gatitos (el pobre animal creyó que queríamos quitárselos porque se puso muy a la defensiva con nosotros...¡pues que, nos vio cara de malhechores o qué!)
De regreso a casa, pasamos frente al parque y encontramos un pichoncito de algún pajaro que seguramente había caido de su nido... Al principio, pensé en llevárnoslo a casa (no era mala idea engordarlo y asegurar nuestra comida en estas épocas de crisis económica), pero luego desistí porqué no tenía qué darle de comer ni sabía cómo cuidarlo... Tristemente, a las dos horas que volvimos a pasar ya no estaba...Seguramente -por pensarlo mucho- se me adelantaron los condenados gatos.
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