consentidores que siempre han estado ahí para echarnos la mano
cuando más lo necesitamos.
Sería insuficiente mencionar las veces y formas en que nos han
brindado su apoyo, no sólo desde la llegada de Daniela, si no
desde toda la vida. Gracias a mis papás Leandro y Lety por
enseñarnos lo valioso que es ser parte de una familia, pero
sobretodo, de un equipo que se apoya en las buenas y en las malas.
A los apás de Alma, doña Rosy y don Felipe, que sin importar
la distancia también han estado a nuestro lado para darnos cariño
y aprender de sus útiles consejos.
¡A todos ellos, muchas, muchísimas gracias!
P.D: y no se sientan viejitos, ehh…que son los abuelos
más jóvenes que he visto, si no, mírense al espejo.
1 comentarios:
Cuanto amor!!! la neta yo quiero una familia asi jejejeje!!! (la parte de los abuelos me encanto)
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