sábado, 26 de septiembre de 2009

Una Pesadilla con Patas


Hay en la calle un perro que nos trae de cabeza.
Algunos vecinos lo llaman "Firulais" o el típico "Solovino",
yo preferí llamar pero a la perrera municipal (cosa que no
sirvió de mucho porque siempre se esconde).
El caso es que este perro, con una cara de que no rompe
un plato, se apareció de pronto en la vecindad y desde eso
no se ha querido ir. Pero ustedes se preguntarán
¿por qué me cae tan mal?
Primero que nada porque está repleto de pulgas
y se la pasa rasque y rasque en la entrada de la casa.
A mi me encanta la jardinería y cada sábado que
puedo me paso la mañana arreglando el pequeño
jardín que tenemos hasta dejarlo muy limpiecito.
Ahh, pero el Diablo con patas aprovecha cuando
estoy durmiendo para traer basura y hacerle
un cráter a la tierra.

Es culpable de haber secado con sus mugres orines
terroristas a "Pinín" mi pobre intento de pino.

Es culpable también dehaber dado fin a cuanto gato
iba a nuestro hogar. En las madrugadas nos despertaba
el escándalo que siempre hacía cada que se metía por el
pasillo que da a nuestra recámara (por ello, mi papá le
bloqueó la entrada instalando una ingeniosa puertita de madera).


Es culpable -para variar- de interrumpir los paseos en
carreola de Daniela pues nos persigue a todas partes,
tanto es así que en casa tengo ya preparadas mis municiones
de piedras y una útil pistolita de agua para espantarlo.

¿No quisiera alguien adoptarlo? Realmente es un buen
perro en el fondo..¡pero en el fondo del oceano!!!.

1 comentarios:

Abril dijo...

Buena idea eso de la pistolita, tambien hay una perrita de esas por la casa ggrr

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